La sierra de Bufarán y Pedroso
Las sierra de Bufarán y Pedroso constituye el principal cordal montañoso prelitoral del área central asturiana. Presenta una orientación NE-SO con el pico Friera (623 m.) y Gorfolí (618 m) como límite septentrional, y el desfiladero de Peñaflor, cortado por el río Nalón, como meridional. Su eje transversal con respecto al río hace la divisoria administrativa entre los concejos de Las Reguerras (al Este) y Candamo (al Oeste), municipios que forman parte del grupo comarcal Camín Real de La Mesa, al que también pertenece Illas (al Norte de la sierra) y Grado (al Sur). Cotas reseñables, además de las ya citadas, son la peña del Cuervo (544 m.), los altos de La Llinar (594 m) el alto de La Degollada (624,40 m.) con su vértice geodésico, el pico Pedroso o Pedrozu (614 m.) y el Cimero (424 m.).
El río Dele, nace en ella y recorre toda su vertiente occidental hasta confluir en el Nalón. Por el lado oriental nacen los ríos Soto y Perma, también afluentes del Nalón.
Su relieve y la cercanía al mar determinan el clima de la sierra, que se caracteriza por temperaturas suaves, humedad y frecuencia de nieblas. Debido a los múltiples pliegues de su orografía el aprovechamiento agropecuario has sido durante las últimas décadas preferentemente forestal. Los primitivos bosques autóctonos de castaños y robles fueron dando paso a zonas de pasto, abandonadas en gran medida en el segundo tercio del siglo XX transformándose en monte bajo que aún predomina en la mitad norte.
Desde fechas recientes esa parte de la sierra alberga una estación eólica. Las masas forestales son más abundantes en la mitad meridional formando bosques de pino destinados a la explotación maderera, con elementos aislados de vegetación autóctona.
El poblamiento de la zona, que tiene como testimonio más antiguo la presencia de numerosos túmulos sepulcrales megalíticos, es el típico de los valles de media montaña asturiana con pequeños núcleos de baja concentración.
La Guerra Civil dejó una fuerte impronta tanto en el paisaje como en la memoria colectiva. El río Nalón, convertido en primera línea de frente y el puente del desfiladero de Peñaflor como enclave estratégico en las comunicaciones, dieron un protagonismo importante a las elevaciones de la sierra, ocupadas por ambos bandos durante doce meses (desde octubre de 1936 a octubre de 1937), separados en algunos puntos por apenas unos pocos cientos de metros.